Causas
económicas
Entre
el último tercio del siglo XIX y la primera década
del XX se desarrolló la Segunda
Revolución Industrial. Ésta se
caracterizó por una serie de cambios:
nuevas fuentes de energía (petróleo
y electricidad), nuevos sectores de la producción (químico, siderúrgico
y alimentario), nuevas formas de organización
del trabajo (taylorismo),
la concentración de capitales en torno a grandes
agrupaciones de tendencia monopolística (cartel, trust) y una creciente globalización de
la economía.
Surgieron
nuevas potencias industriales
(USA y Japón) que se unieron
a las ya existentes (G. Bretaña,
Alemania, Francia). Alemania ganó
terreno económico a Gran Bretaña por el
carácter más competitivo y moderno de su
industria y se erigió en la líder
indiscutible de determinados sectores productivos, como
el siderúrgico y el químico.
Al mismo tiempo intentó por todos los medios arrebatar
a Inglaterra sus tradicionales mercados, tanto europeos (Bélgica, Holanda, Rusia) como coloniales, y se convirtió en un serio rival
comercial. Londres y París lograron mantener, no obstante, la supremacía en la exportación
de capitales.
Las disputas imperialistas